26-enero-2013
El Arq. Carlos Rubio se propuso que al finalizar el cuatrienio “cada
municipio tuviera su propiedad en el Registro Nacional de Lugares
Históricos”.
Sobre estas líneas el Puente de Trujillo Alto. (Suministrada)
Por Ileana López Avilés / Especial para Construcción
Aunque Puerto Rico ya formaba parte de dicho inventario con piezas como el Capitolio, el Parque de Bombas de Ponce y el Parque Ceremonial Indígena de Caguana, existían 23 pueblos donde aún no se habían reconocido propiedades de valor histórico y arquitectónico cuyos méritos merecieran divulgarse.
Así lo reveló a Construcción en una entrevista reciente el director ejecutivo del OECH, el arquitecto Carlos Rubio, quien al asumir su posición se propuso que al finalizar el cuatrienio “cada municipio tuviera su propiedad en el Registro Nacional de Lugares Históricos, no solo por alistar una más, sino para crear conciencia de la importancia de identificar y proteger nuestros recursos. A tales fines, nuestra oficina ofrece charlas en diversos lugares para que los vecinos entiendan que tienen un recurso que deben proteger y atesorar. De igual modo, quizá ese mismo conocimiento les abra la curiosidad y promueva su interés por la conservación”.
Como resultado de la gestión de la OECH, 16 pueblos han logrado que, por primera vez, una de sus estructuras de valor histórico se incluya en el Registro Nacional de Lugares Históricos de Estados Unidos. Con la inclusión de Aguas Buenas, Barceloneta, Ceiba, Cidra, Florida, Guayanilla, Juncos, Lajas, Las Marías, Luquillo, Morovis, Patillas, Peñuelas, Río Grande, Villalba y Yabucoa, ahora Puerto Rico cuenta con al menos un edificio en el Registro por cada uno de sus pueblos.
Según el director ejecutivo, anteriormente personal de la OECH había completado el proceso de incluir propiedades en el Registro en otros siete pueblos como Trujillo Alto, Cataño, Aguada, Añasco, Santa Isabel, Orocovis y Naranjito. Para completar dicho esfuerzo, también nominó el Puente de Trujillo Alto, la Destilería Bacardí, el Puente Coloso, el Puente de Añasco, la Escuela Martín Brumbaugh, la Cueva Espiral y la Escuela Guillermo Estéves.
Para lograr su meta, la OECH comisionó un estudio a la oficina del arquitecto Jorge Rigau, dirigido a identificar, inventar, investigar y documentar aquellos ejemplos que, en cada pueblo, cualificaban para formar parte del Registro Nacional. Además de incluir algunas escuelas tradicionales, se reconocieron edificios representativos de la arquitectura moderna, estaciones de bomberos del siglo 20 y fábricas de Fomento como propiedades del valor histórico.
Al respecto, el Arq. Rubio dijo que “de Barceloneta, Guayanilla, Lajas, Juncos, Las Marías, Morovis, Patillas, Peñuelas y Villalba se incluyeron edificios escolares. En Aguas Buenas, Ceiba, Río Grande y Yabucoa se escogieron estaciones de bomberos de un diseño prototípico en toda la Isla, mientras que en Cidra, Florida y Luquillo se reconocieron fábricas que a tanta gente emplearon a partir de su establecimiento en la década de los años 1950”.
Por su parte, el arquitecto Rigau señaló que para lograr la nominación, una propiedad debe tener más de 50 años (aunque hay sus excepciones, como el Observatorio de Arecibo); que esté ligada a una persona relevante de la historia o a un evento (como la casa de la Masacre de Ponce); que tengan valor arquitectónico o artesanal, o recursos que hablen de la prehistoria, entre otros.
Existen 15 temáticas bajo las cuales se puede nominar una propiedad, dijo por otra lado Berenice R. Sueiro, subdirectora de OECH. Estas son, entre otras, estaciones de bomberos, puentes, escuelas, industria del ron, arqueología, bateyes y petroglifos. “Tenemos una amplia diversidad de propiedades que van desde petroglifos en Orocovis, un puente en Trujillo Alto y una escuela en Añasco. También pueden nominarse objetos que estén asociados a las propiedades donde ubica, como lo es el mural de Rivas Rey, 'El Hombre', ubicado en la YMCA de Ponce”.
Así mismo, deben tomarse en cuentan también otros criterios como lo son: la integridad, la localización, el diseño, el contexto, la asociación (como la gente se acuerda del lugar por alguna razón), la conexión que siente la gente por el mismo; la materialidad, la superficie y los interiores.
“Otro aspecto importante es que con el trabajo que se ha hecho, no solo se han incluido propiedades específicas de los pueblos, sino que se desarrolló el material para que otras propiedades similares puedan entrar con mayor facilidad en el Registro. Una de las estructuras más especiales con las que trabajamos fueron las estaciones de bomberos. El trabajo no fue escoger solo tres o cuatro estaciones, sino preparar un documento de nominación temática para elaborar todo el trasfondo histórico”, dijo Rigau, quien agregó que “en el caso de las fábricas de Fomento, las cuales muchas no llegaron nunca a ser ocupadas, vimos que todas cuentan con elementos de diseño único realizados por René Ramírez, a quien se le conocía como el arquitecto de la modernidad y quien hizo el primer centro comercial en Puerto Rico”.
Importancia del esfuerzo: impacto económico
Aunque la Junta de Planificación de Puerto Rico cuenta con un listado de propiedades históricas, según el Arq. Rigau, el lograr que una propiedad forme parte del Registro Nacional de Lugares Histórico a nivel federal tiene otras implicaciones.
“La realidad es que una propiedad que está en dicho registro se encuentra protegida de cualquier proyecto que se someta en un radio particular. Tiene un significado más a largo plazo, por eso la importancia de que los pueblos pudieran contar eso. Por años, esta oficina ha hecho algo que no hacen las oficinas estatales de conservación, aquí hemos tenido la suerte de que han decidido convertir sus fondos en un proceso de convocatoria anual, invitando a que la gente se entere de este proceso, para darle oportunidad a los profesionales del país”.
Al respecto, el director ejecutivo de OECH, señaló que el trabajo que allí se desarrolla tiene un marcado impacto económico, ya que la misma entre el 2009 y el 2012 creó 42 proyectos y 92 empleos para una aportación total federal y pareo estatal de un $1,170,427.
Además de lo anterior, añadió Rubio, que su oficina también cuenta con un componente importante relacionado con la divulgación para lo que produce una revista oficial semestral llamada “Patrimonio”, que sirve de recurso de referencia para las universidades, así como publica libros de temas históricos y de conservación. “Una vez al año, durante el mes de la conservación, se celebran visitas guiadas a lugares que están en el listado para que la gente interactúe con el recurso histórico. Dichas charlas, que se llevan a cabo alrededor de la Isla, generan un gran interés en la ciudadanía. Lamentablemente, aquí no se le da la importancia que merecen los recursos históricos, no solo para los puertorriqueños, sino también turistas, que estarían asombrados de los muchos recursos que tienen nuestros pueblos. Trazar rutas temáticas… del café, del ron, por distritos, está también en nuestros planes”.
Distrito histórico del Viejo San Juan
Otro de los proyectos del director ejecutivo de la OECH es poder conmemorar los 500 años de la fundación de la Ciudad de San Juan, efeméride a celebrarse en el 2019. Al respecto, el Arq. Rubio Cancela asegura que existen documentos fechados en el 1519 en los cuales se otorga el permiso para construir la ciudad y las calzadas. “Tomando como base esa fecha, la ciudad capital cumple 500 años por lo que queríamos que se reconociera internacionalmente a San Juan como Patrimonio Histórico de la Humanidad por la UNESCO”.
En esa dirección, OECH sometió una nominación al National Historic Landmarks Program, la cual fue defendida por la Dra. Arleen Pabón Charneco y aprobada el 28 de noviembre de 2012. Esta es la distinción más alta a la que puede aspirar una propiedad histórica en Estados Unidos. Puerto Rico tiene otras cuatro propiedades que forman parte de este prestigioso grupo: el conjunto de La Fortaleza, el Parque Ceremonial Indígena de Caguana, las Ruinas de Caparra y S.S. Antonio López.