06-Agosto-2011
En busca de nuevas opciones para la vivienda tradicional
“Hace dos años, todas las casas iban a ser inteligentes; ahora todas las casas deben ser 'verdes'. Entiendo que más que verdes o inteligentes, hay que pensar en volver a lo básico, a una casa segura con las cosas básicas”
El hogar ha sido y seguirá siendo la principal inversión, la más importante y duradera de la familia. Esto sigue siendo así a pesar de estar viviendo una de las crisis económicas de mayor impacto en la historia de Puerto Rico.
Así lo indica Hans Moll Stubbe, presidente de la Asociación de Constructores de Hogares de Puerto Rico (ACH), quien señala, sin embargo que esta crisis ha llevado a los profesionales de esta industria, desarrolladores, banqueros y al gobierno local a explorar nuevas opciones para la construcción de viviendas, de manera que sean accesibles y satisfagan las necesidades del consumidor.
“La crisis económica pone a la gente a pensar sobre qué es lo mínimo que necesitamos para vivir; cuáles son los nuevos mínimos, cuáles son las soluciones, por lo que hay otros nuevos métodos de construcción que se están probando”, indica el presidente de los Constructores.
Precisamente, esto ha motivado a los desarrolladores en la Isla a estudiar otros mercados para compararlos con el local, “aprender y modelar”.
“Todos estamos pensando cómo balancear las necesidades del comprador con su capacidad económica, hay menos compradores, menos capital”, mientras que por otro lado los costos de construcción, los arbitrios, al igual que la mano de obra siguen en aumento.
“Como asociación, como empresarios, todo el mundo esta buscando cómo reinventar la estructura de negocios. Hay que ser bien creativo en cómo buscar eficiencia en el proceso de producir vivienda”, indica Moll Stubbe,
Para el presidente del ACH, es fundamental identificar los valores reales, valores duraderos, la tierra, los servicios de infraestructura y una estructura segura. “Cuando hablamos de vivienda económica eso es lo fundamental, pero cómo reducimos o somos más eficientes en los costos de construcción para estos elementos básicos es fundamental”.
“Me gusta pensar que una vivienda económica es una casa de $55,000, ese debe ser nuestro norte, ¿cómo volvemos a esa casa de $55,000, de $60,000, con un diseño que se pueda llevar a cabo? ¿podemos hacerlo? ¿qué hace falta? ¿el gobierno puede ayudar? ¿están viendo los arquitectos unas necesidades básicas?” son algunas de las interrogantes que plantea el Presidente del ACH.
Un primer paso en esta dirección podría ser la reciente legislación para reducir los requerimientos de la vivienda de interés social, que contempla una reducción en la cabida del solar y en el número de habitaciones, entre otros cambios.
“Todavía no se ha identificado la cabida mínima pero ya se legisló, ahora hay que traducirlo a reglamento. Si podemos diseñar una casa accesible para una persona que devengue el salario mínimo, además de crear nuevos empleos pueden comenzar nuevas construcciones de hogares y puede empezar de nuevo la cadena económica”, indica el desarrollador.
El costo de una vivienda de interés social puede fluctuar entre $110,000 hasta $145,000 dependiendo de su ubicación.
“Esa fue una legislación que promovieron los constructores, pero nada le quita que el que tenía dinero para comprar una vivienda de $110,000 hace varios años, ahora no puede comprar más, sino pagar menos. Estamos buscando cómo volver a unos estándares que podamos producir una vivienda para que la gente pueda comprarla”.
Y para lograrlo, el desarrollador entiende que es fundamental “volver a lo básico”.
“Hace diez años, todas las casas iban a ser inteligentes; ahora todas las casas deben ser 'verdes'. Entiendo que más que verdes o inteligentes, hay que pensar en volver a lo básico, a una casa segura con las cosas básicas”, indica Moll Stubbe.
El presidente de la ACH también es partidario de la construcción horizontal, ya que contrario a lo que otros podrían pensar, asegura que es más económico construir horizontal que vertical “porque la tierra siempre tiene valor”.
“Muchos piensan que Puerto Rico está sobreconstruido; todo lo contrario, Puerto Rico tiene una huella urbana, de 15% estimada y el resto es verde, todavía hay mucha tierra disponible, lo que hay es que planificar”.
Así lo indica Hans Moll Stubbe, presidente de la Asociación de Constructores de Hogares de Puerto Rico (ACH), quien señala, sin embargo que esta crisis ha llevado a los profesionales de esta industria, desarrolladores, banqueros y al gobierno local a explorar nuevas opciones para la construcción de viviendas, de manera que sean accesibles y satisfagan las necesidades del consumidor.
“La crisis económica pone a la gente a pensar sobre qué es lo mínimo que necesitamos para vivir; cuáles son los nuevos mínimos, cuáles son las soluciones, por lo que hay otros nuevos métodos de construcción que se están probando”, indica el presidente de los Constructores.
Precisamente, esto ha motivado a los desarrolladores en la Isla a estudiar otros mercados para compararlos con el local, “aprender y modelar”.
“Todos estamos pensando cómo balancear las necesidades del comprador con su capacidad económica, hay menos compradores, menos capital”, mientras que por otro lado los costos de construcción, los arbitrios, al igual que la mano de obra siguen en aumento.
“Como asociación, como empresarios, todo el mundo esta buscando cómo reinventar la estructura de negocios. Hay que ser bien creativo en cómo buscar eficiencia en el proceso de producir vivienda”, indica Moll Stubbe,
Para el presidente del ACH, es fundamental identificar los valores reales, valores duraderos, la tierra, los servicios de infraestructura y una estructura segura. “Cuando hablamos de vivienda económica eso es lo fundamental, pero cómo reducimos o somos más eficientes en los costos de construcción para estos elementos básicos es fundamental”.
“Me gusta pensar que una vivienda económica es una casa de $55,000, ese debe ser nuestro norte, ¿cómo volvemos a esa casa de $55,000, de $60,000, con un diseño que se pueda llevar a cabo? ¿podemos hacerlo? ¿qué hace falta? ¿el gobierno puede ayudar? ¿están viendo los arquitectos unas necesidades básicas?” son algunas de las interrogantes que plantea el Presidente del ACH.
Un primer paso en esta dirección podría ser la reciente legislación para reducir los requerimientos de la vivienda de interés social, que contempla una reducción en la cabida del solar y en el número de habitaciones, entre otros cambios.
“Todavía no se ha identificado la cabida mínima pero ya se legisló, ahora hay que traducirlo a reglamento. Si podemos diseñar una casa accesible para una persona que devengue el salario mínimo, además de crear nuevos empleos pueden comenzar nuevas construcciones de hogares y puede empezar de nuevo la cadena económica”, indica el desarrollador.
El costo de una vivienda de interés social puede fluctuar entre $110,000 hasta $145,000 dependiendo de su ubicación.
“Esa fue una legislación que promovieron los constructores, pero nada le quita que el que tenía dinero para comprar una vivienda de $110,000 hace varios años, ahora no puede comprar más, sino pagar menos. Estamos buscando cómo volver a unos estándares que podamos producir una vivienda para que la gente pueda comprarla”.
Y para lograrlo, el desarrollador entiende que es fundamental “volver a lo básico”.
“Hace diez años, todas las casas iban a ser inteligentes; ahora todas las casas deben ser 'verdes'. Entiendo que más que verdes o inteligentes, hay que pensar en volver a lo básico, a una casa segura con las cosas básicas”, indica Moll Stubbe.
El presidente de la ACH también es partidario de la construcción horizontal, ya que contrario a lo que otros podrían pensar, asegura que es más económico construir horizontal que vertical “porque la tierra siempre tiene valor”.
“Muchos piensan que Puerto Rico está sobreconstruido; todo lo contrario, Puerto Rico tiene una huella urbana, de 15% estimada y el resto es verde, todavía hay mucha tierra disponible, lo que hay es que planificar”.
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